Algunas de tus creencias te limitan

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Para algunas personas resulta difícil comprender que algunas de sus creencias puedan limitarla, creo yo que principalmente debido a que las consideran como esencia o expresión de su propia personalidad, ¡y eso no puede ser malo! Qué curioso, normalmente utilizamos la frase, creo que de Santo Tomás, “Ver para creer” para justificar la necesidad de la existencia de alguna prueba que avale la veracidad de algo, sin embargo, en el caso de tus propias creencias te saltas a la torera ese requisito de comprobación “científica” y dar por hecho que lo que crees es cierto y no hay nada más que hablar.

Hace algunos años y a raíz del fallecimiento de nuestro padre, mis hermanos y yo decidimos comprarle a mi madre un ordenador para que se entretuviera y se pusiera al día, en la medida de lo posible, en las nuevas tecnologías. Lo primero que dijo mi madre al ver el aparato fue algo así como: —Yo no puedo manejar un ordenador, ni siquiera sé escribir a máquina—. Claro, para alguien que no conozca a mi madre eso podría haber sido un mensaje inequívoco y claro de su intención de no tocar ni un botón del aparatito, pero éste no es el caso, nosotros conocemos perfectamente la tremenda capacidad de esfuerzo y sacrificio de mi madre para afrontar cualquier reto, aunque a veces le puede el peso de sus años y la condición física. Así que me puse a buscar en la red alguna aplicación facililla de usar y que le permitiera practicar sin mucho esfuerzo el escribir con el teclado. No imaginas la tremenda satisfacción que supuso para ella y también para sus hijos el comprobar que después de unos meses de aprender y practicar escribía usando todos los dedos de las manos y sin mirar al teclado. Verdaderamente una prueba de superación personal.

Este ejemplo real que te he contado es una clara demostración de que tenemos creencias que nos limitan y determinan lo que somos capaces de hacer o no. Esto es muy evidente a la hora de comunicarnos con los demás y que producen que de forma inconsciente efectuemos multitud de sobreentendidos o suposiciones. Algunas de esas creencias limitantes son:

  • “Los otros son mejores que yo.”
  • “Para ser feliz tengo que ser rico.”
  • “He llegado a mis límites.”
  • “No puedo ganar sin que otros pierdan.”
  • “No puedo lograr lo que deseo.”
  • “No puedo vivir sin este trabajo.”
  • “No puedo vivir sin esta persona.”

¿Y qué podemos hacer para eliminar esas falsas creencias? Hay varias cosas que puedes hacer, la más importante para mí, para ti, es lanzarte, siempre que puedas, a probar si eres capaz o no de algo en vez de asumir por principio que no. Créeme si te digo que si lo haces te vas a sorprender muy gratamente de ti, además de que lamentarás todo el tiempo perdido por hacer caso a unas creencias sin sentido.

¡A partir de hoy prueba antes de asumir!

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